Kontos es palabra griega que designa un asta larga común
entre la caballería. Fue llamada por los latinos Contus y
Kontarion por los bizantinos. Los turcos lo llamaban
Rumh (asta romana) y los árabes Quntariya. La
traducción al castellano sería "cuento". La raíz
etimológica es desconocida, sin embargo el griego kontos
significa "pértiga" (con la que el barquero impulsa la
barca), remo y asta de caballería. En español significó "bastón"
(en el s.XIII) y "vara de la lanza" en el s.XIV. Cuento y
contera también vienen de Contus.
San Isidoro
(s.VII) comenta en sus Etimologías algo sobre el Contus:
El "contus"
carece de hierro, terminando simplemente en una contera. Se dice
contus como si fuera "conitus" (cónico) pues el cono es
redondo y acaba en punta.
Este dato es de especial interés, ya que lo describe sin hierro.
Sería una especie de largo chuzo, el cual dicho sea de paso procede
del andalusí zujj (cuento de la lanza o palo armado con un
pincho). Abajo podemos ver el cuento del chuzo.
El
arma fue común desde el s.III d.C. entre la caballería pesada
romana, persa sasánida, parta tardía y bizantina: Eran los llamados
catafractarios y clibanarios. Éstos lo emplearon a dos manos,
adoptando una posición de carga con el arma a la derecha; ésta
técnica ya fue empleada según algunos autores por la caballería
pesada de Alejandro, armados con la larga sarissa (no
solo la emplearon los peones). Era un arma perfectamente
adaptada para ser usada a caballo sin estribos, pues para atacar el
caballero solo necesitaba punzar, no requería una movilidad especial
que le haría caer en una silla más bien inestable. Abajo catafractario manejando un Contus (copyright Osprey publishing)
La silla romana
de cuatro pomos proporcionaba una sujeción aceptable para ésta
técnica de combate, aunque el impacto directo de la lanza sobre el
objetivo podía acabar descabalgando al jinete. Algunos autores han
propuesto que, justo antes del impacto, el jinete soltaría el arma,
con lo que evitaría las consecuencias mas lamentables de este tipo
de choque. Durante la persecución de infantería derrotada, el
jinete debía tener cuidado, en caso de ataque con arma de asta, de
no quedar descabalgado por el retroceso al impactar ésta sobre el
cuerpo de un enemigo (pues no contaba con la ayuda de estribos); la
silla de montar romana proporcionaba, no obstante, cierta estabilidad
a este tipo de ataques (siempre de persecución y aniquilación, no
de choque frontal).
En este sentido,
era mas fácil para la caballería el ataque con espada, cuyo impulso
de arriba abajo tenía efectos devastadores sobre el cuerpo de la
víctima. El contus también ofrecía un mayor radio de acción
en caso de tener que recurrir al empleo cuerpo a cuerpo. La típica
forma de usarse en la Edad media bajo el brazo y con la protección
de un escudo en el otro brazo, no se conoció en la antigüedad. Los
estudiosos no se ponen de acuerdo sobre el asunto. Aunque parece que
tiene algo que ver con el uso de los estribos. En la Edad media se
hicieron populares dos tipos de monta: a la jineta con estribos cortos (caballería
ligera) y la bridona (caballería pesada), basadas ambas en la altura
de los estribos con respecto a la silla. Abajo silla jineta y más abajo silla bridona.
Los visigodos y
los beréberes que llegaron a España en el siglo VIII, tampoco
usaban estribos y cargaban del mismo modo que los romanos, usando
estas astas. Entre los primeros
islámicos la punta del asta de caballería era extraíble, de modo
que si se clavaba en el enemigo se separaba del asta. Por ello dejaba
temporalmente desarmado al caballero, pero éste tenía otra punta de
recambio. Estas astas las emplearon antes de que se usaran estribos.
Gracias a textos medievales hispanos sabemos que los caballeros
andalusíes emplearon la Rumh entre los ss.VIII-XIII. En Al Andalus el estribo no se hizo frecuente
hasta el s.X. Por otro lado, el contus
es nombrado en documentos franceses del s.XII como arma habitual de
la época.
El llamado por los griegos akontion se trataba de un asta
breve que carecía de contera, en su lugar se hallaba un hierro. Era
por ello asta empleada habitualmente para ser arrojada. Sabemos por
Estrabón que los íberos y los lusitanos contaban con el akontion en su arsenal. Este tipo de armas tenían un alcance de hasta 60 metros, y fueron habituales en la franja
mediterranea entre Hispania y Grecia en los ss. IV-I a.C.
1 comentario:
Al parecer, el uso de la lanza embrazada iba más en función del tipo de silla que de la presencia de los estribos, cuya datación tampoco está clara y que muchos atribuyen a épocas bastante anteriores a las que comúnmente se dan. La silla bridona, o sea, la silla de arzón alto, era la que permitía embrazar la lanza sin salir despedido hacia atrás al impactar contra el enemigo. Los normandos que aparecen en el tapiz de Bayeux, a pesar de usar estribos a la brida, en muchos casos portan la lanza por encima de la cabeza, como para clavar de arriba abajo a la infantería.
Así pues, como comento, el estribo no "sujetaba" al jinete. Más bien, aparte de darle más estabilidad al montar, le permitía "ponerse de pie" sobre ellos para imprimir más energía al golpear con espada o cualquier arma contundente.
Un saludo
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