Básicamente un espontón es un asta unida a una especie de largo punzón metálico. Entre el metal y la madera se halla un garabato con la parte convexa en la base y afilado en su parte cóncava. Su origen parece ser la Italia del s.XIII. La aparición de este arma coincide con el uso de las primeras platas metálicas en las armaduras de los guerreros: la llamada malla-plata. Abajo espontones.
El cometido del garabato era principalmente proteger la mano del usuario, evitar que el arma se clavase más de la cuenta y cortar (principalmente la pierna y garganta del rival). En ocasiones debió ser práctico para desarmar al rival empleando una buena técnica y aplicando la fuerza de las dos manos en el momento preciso. Armas como la daga de mano izquierda, el sai o el jitte japonés (todas ellas normalmente con hojas de filo romo) podían realizar la misma función de desarme con sus gavilanes. Abajo sai.
Procede del italiano spuntone. Su raíz etimológica es peug- (punzar, golpear), comparte etimología con palabras como "punta", "pinchar", "punzar", "puño", "puñal", "empuñadura", "empuñar". Por otro lado el prefijo (es) parece tener relación con la raíz spei- (puntiagudo), en la que se incluyen vocablos como "espetón", "espina", el sánscrito "sphya" (bastón) o el germánico "speer" (inglés "spear"; así llaman ellos a la lanza).
Durante el s.XIV aparecieron los estoques de filo romo y las espadas de arzón con aguzada punta. Su objeto era también penetrar con eficacia las cada vez más comunes armaduras de platas. Abajo estoque y espada de arzón del s.XIV.
La similitud de la moharra de estas armas con la del espontón favoreció que en este mismo siglo algunas de estas espadas se les pudiera desmontar el pomo por medio de una arandela y enroscarle en su lugar un asta. Una espada como ésta poseía el rey castellano Pedro I a mediados del s.XIV, estas espadas eran cortas para favorecer su uso como espontón llegado el caso. Abajo detalle del garabato de un espontón, similar a la espada del rey Pedro.
Algunos mandobles estaban equipados con garabatos por encima de los gavilanes, entre el gavilán y el garabato existía un filo romo (llamado "ricasso") que permitía colocar en él la mano. En los tratados de esgrima antiguos se muestran algunos movimientos que permitían utilizar el mandoble como una lanza corta, presumiblemente para alancear y abatir a un rival a corta distancia. Cuando se usaba esta técnica, la mano izquierda se colocaba en el "ricasso" y la derecha en la empuñadura. Esto convertía este tipo de mandobles en armas muy versátiles tanto para el corte como para punzar. Movimientos parecidos debieron hacerse con las primeras espadas-espontones del s.XIV. Cabe destacar que las primeras espadas de dos manos aparecen en el s.XIV.
El caso del espontón es el típico ejemplo de paso de un arma de mano a otra de poste. Casos similares ocurrieron con la alabarda (asta con hacha "barbada"), la ronca (rozón o guadaña corta en un asta), el chuzo (pincho o contera en el extemo de un asta), el cuchillo y la daga (con diversos tipos de lanzas) y así un largo etcétera. Este proceso no era nuevo en absoluto, pues desde la más remota prehistoria, que fue cuando aparecieron las primeras lanzas, alguien se dio cuenta que colocando un cuchillo en el extremo de un asta podía herir al rival a distancia sin necesidad de acercarse demasiado a él.
Arma derivada del espontón fue la corcesca, bastante común entre los italianos y corsos (de ahí su nombre). La corcesca debió ser arma frecuente en los barcos, pues su garabato curvado hacia abajo favorecía el acercamiento de naves enemigas en los abordajes. Al ser Córcega una isla, el medio marino fue familiar para sus habitantes y tropas. Originaria de Italia también fue la partesana, ya conocida allí en el s.XIV, usada por los partisanos y cuya moharra era más ancha que la del espontón. De nuevo de origen italiano fue el "brandistocco" (hoja de estoque), espontón con hoja (como indica su nombre) de estoque, los diccionarios antiguos lo equiparan con la pica. El hecho de que estas armas apareciesen en Italia entre los ss XIII-XIV no fue casual, era allí un periodo de intensa actividad bélica, tras comprobarse la eficacia del primer espontón fueron surgiendo diferentes variables del arma. Desde Italia se extendieron todas ellas al resto de Europa, siendo obviamente Francia y España uno de los primeros países que las adoptaron. Abajo corcescas.
El espontón cruzó el umbral de la Edad Media y el Renacimiento, y llegó a emplearse hasta el siglo XVIII en los ejércitos europeos. La morfología de su moharra fue variando gradualmente a medida que iban cambiando los modos y maneras de combatir del momento. Gracias a los ejemplares renacentistas del espontón sabemos algunos detalles: tenían una longitud total entre 1,8-2,4 m. La hoja medía entre 30-35 cm. Algunos espontones eran plegables, es de suponer que para adaptarles astas de longitudes diferentes. Abajo vemos uno italiano de mediados del s.XVI.
Un diccionario toscano-español del siglo XVI traduce spontone o spuntone por lanzón (lanza corta y ancha). En 1690 los oficiales españoles sustituyeron la lanza gineta por el espontón y lo conservaron hasta la ordenanza de 1768. Todo ello induce a pensar que la palabra en sí no se introdujo en España hasta finales del XVII.
En el DRAE 1732 se dice del espontón:
Arma que usan los capitanes de infantería, en lugar de lanza, cuando se ponen a la frente de sus compañías: y es un palo delgado de más de dos varas (más de 167 cm.), en cuyo remate está fijado un hierro a manera de lancilla. Es voz moderna y tomada del francés.
Por último indicar el parecido innegable entre el venablo usado cuerpo a cuerpo en las monterías y el espontón más moderno. Es tentador pensar que aquel deriva de éste. Sin embargo, como hemos visto, la función original del espontón era perforar las armaduras de placas y no la piel de las fieras. Uno se usaba en las monterías y el otro en las batallas. No consta que se empleasen espontones en cacerías, y menos aún cuando el venablo estaba ya pasado de moda en las monterías desde el s.XVI. Los espontones más modernos contaban con una cruceta (en lugar de garabato) y hoja lanceolada de doble filo. Incluso así su función principal siguió siendo la misma que en sus orígenes: punzar al enemigo. Abajo espontón s.XVIII.
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